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Mostrando las entradas de abril, 2021

La primera exploración IV

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  Como era la más pequeña, Luna escogió primero su rumbo. Sus hermanas tenían que encaminarla, pero ella no quería que vieran hacia dónde se iba. Entonces les pidió que se pusieran de espaldas. Ellas hicieron caso, pero de reojo la vigilaban. Luna sacó la semillita que había encontrado. Los reflejos del arcoíris aparecieron al instante en su mano. Cerró los ojos y desapareció. Ámbar, a quien se le había pasado el llanto y estaba emocionada por estrenar su varita, se apresuró a caminar hacia el rumbo de Volkjabás , a donde nunca había ido antes. Una vez oyó decir a su padre que ahí habitaban los magos más poderosos del país. Sus hermanas la acompañaron hasta la entrada del camino y se despidieron sonrientes. Cuando se quedaron solas, Celeste y Roble se miraron. Lo mejor era tomarlo como un juego, pero ambas sabían que sus padres se habían ido para siempre y que debían… hacer algo, aunque no estuvieran muy seguras de qué. -Nos vemos-, dijo Roble. Decidiré el camino desde arriba.

"Realmente se han ido" III

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Ámbar no podía creerlo.  La mañana siguiente, al despertar, se miraron unas a otras sin encontrar a Ámbar . Celeste subió corriendo la escalera, deseando que la noche anterior hubiera sido sólo un sueño. Llegó a la habitación de sus padres y encontró a la pequeña con los ojos esmeralda desbordando lágrimas. –No están aquí, realmente se han ido. Celeste la abrazó. Ella sufría también, pero no quería asustar a su hermanita. En cambio, le propuso un juego: -No, manita, no llores, ya verás que cuando regresemos, nos van a estar esperando. -¿Regresemos? Pues, ¿a dónde vamos a ir?, preguntó Ámbar secándose la cara con el dorso de la mano. -¿Cómo, tontita, no sabes? Tenemos planeada una excursión, la mejor de todas. -¿En serio? -¡Sí! Vamos a ir las cuatro y será genial. -Pero, ¿quién ordeñará las vacas miniatura y nos hará el desayuno?, gruñó con la nariz congestionada. -¡Pues nosotras lo haremos! Ya verás que buenas nos quedan las hojuelas, y luego ¡a jugar! Ámbar se consoló y

El cumpleaños de Luna II

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Uno de los regalos del hada Luna.   El día amaneció espléndido y las haditas acudieron gustosas al bosque de la Primavera . Se divirtieron mucho buscando frutas para el pastel de Luna e imitando a los pájaros que cantaban cerca de ellas. Luna descubrió una semillita del color del arcoíris y la guardó en la bolsa de su pantalón nuevo hecho por su mamá. Ámbar recogió unos cristales muy brillantes del fondo de un arroyo. Roble encontró un nido con cuatro pájaros diminutos y depositó trocitos de fruta en sus picos abiertos. Celeste halló una corteza perfumada, que escondió después de frotársela en la muñeca. Todas se consideraron muy afortunadas. Esa tarde tuvieron una gran fiesta con manjares y vinillo dulce. Luna abrió sus regalos, sopló sus velas y todos la pasaron muy bien hasta que llegó la hora de dormir. El hada Amanecer habló entonces con el Mago Melquíades : -mañana les diremos. -Pero, Amanecer, ¿estás segura? Son tan pequeñas… - dijo Melquíades mirando los escalones q

El aviso I

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Celeste y Luna pasaban mucho tiempo juntas. Había una vez en el País de las Cuatro Estaciones , una casa donde vivían el mago Melquíades , su esposa, el hada Amanecer y sus cuatro pequeñas hijas. Eran muy felices porque tenían todo lo que podían desear: dulces frutos en el bosque de la primavera, agua fresquísima en las cascadas del verano, mullidas camas de hojas en el valle del otoño y mucha diversión con la nieve de las praderas del invierno. La familia se levantaba temprano a cumplir los deberes que cada uno tenía asignados. El hada Amanecer les servía en el desayuno hojuelas y leche de unas vacas miniatura que sólo habitaban en ese país. Después de trabajar, a medio día, se reunían para comer y platicaban de sus actividades; de vez en cuando las haditas eran regañadas por alguna travesura. Luego, descansaban un rato, lavaban los platos y salían a jugar. A la mayor, Celeste , le gustaba juntar flores con la más pequeña, el hada Luna . Roble y Ámbar preferían correr sobre l